[1° DE MAYO]
El Primero de Mayo celebramos el día internacional de los trabajadores. En este día reivindicamos la tradición de lucha obrera contra los abusos de la patronal y por un futuro libre de explotación. Esta fecha no es para nosotros una fiesta, si no una jornada de orgullo y conciencia en la que continuar recuperando un sindicalismo combativo destruido desde hace años en España.
Afirmamos expresamente que éste se ha destruido por los sindicatos amarillos, que han vendido a los trabajadores a cambio de privilegios y subvenciones. Las huelgas se han convertido en parones simbólicos, cuando no se han eliminado o prostituido, y la acción sindical se ha reducido exclusivamente a la vía judicial, dejando de ejercer presión sobre los empresarios. Se nos trata con ello de imponer una actitud derrotista y conciliadora, que renuncia a conquistar nuevos derechos, fomentando el miedo entre los trabajadores a organizarse para mejorar sus condiciones.
Esta deriva lleva desintegrando la lucha sindical durante décadas, sin embargo, es ahora en la crisis del Coronavirus, durante la cual se están cometiendo abusos indecentes contra la clase obrera, cuando se refleja hasta qué punto se ha corrompido el sindicalismo reformista. Millones de asalariados del sector servicios están perdiendo su puesto por no ser renovados, al igual que falsos autónomos y trabajadores en negro. Para quien aún lo conserva, la falta de material sanitario ha sido la tónica en miles de centros de trabajo en los que la patronal se ha negado a parar la producción aun con riesgo de contagio, y cuando lo ha hecho a través de ERTEs, se ha negado a adelantar y complementar la pérdida del salario.
¿Cuál ha sido el papel del gobierno en esta situación? Precisamente permitir que la gran patronal y los monopolios cometan todos sus abusos directa e indirectamente a través de decretos leyes. Gracias a su complicidad, son los trabajadores quienes desconocen cuando cobraran el paro, los que sufren despidos, los que ven reducirse su salario y quienes ni si quiera pueden negociar un mínimo de garantías. El gobierno se ha rebajado a ser el gestor de la élite empresarial, que durante años se ha lucrado del trabajo ajeno, pero ahora carga su “riesgo emprendedor” a espaldas de los trabajadores. Mientras esto ocurre los grandes sindicatos amarillos aplauden o callan según les indican desde Moncloa, sin valor para ejercer la presión necesaria y garantizar los intereses obreros.
La realidad descrita es solo un adelanto de la crisis en camino, y ante la cual debemos prepararnos, demostrando a los trabajadores que somos la alternativa para la defensa incondicional de sus derechos. La situación exige ahora más que nunca seguir recuperando un movimiento sindical combativo presente en cada centro de trabajo, en cada sección sindical y en cada lucha obrera. Para nosotros el primero de mayo son los 365 días del año, y continuaremos luchando por recuperar su verdadero significado.
Por un sindicalismo obrero y de combate
Viva el primero de mayo.
Viva la lucha de la clase obrera